Inflación en Venezuela

Para nadie es un secreto que la situación económica que atraviesa Venezuela -el que fuera quizás uno de los países con más recursos de América Latina- es una de las más difíciles de su historia, por no decir la más difícil.

En este artículo, vamos a analizar un poco este momento histórico, para de esta forma entender mejor sus orígenes y quizás especular acerca de algunas posibles soluciones a tan penoso período.

¿Qué es la inflación?

Todos hemos escuchado el término “inflación” muchísimas veces, pero no todos comprendemos de qué se trata. Digamos, en palabras sencillas, que se trata de un aumento del costo de la vida. A su vez, si los ingresos se mantienen igual, o disminuyen, generan precariedades en distintos sectores de la población.

“La inflación es un aumento generalizado en los precios de los bienes y servicios de una economía durante un periodo de tiempo.” Economipedia

Cuando nuestra moneda pierde valor de forma acelerada con respecto a la banca mundial, bien sea por la carencia de fondos nacionales que la sustenten u otros factores, la consecuencia es una inflación acelerada que impacta principalmente en el costo de vida de los ciudadanos de a pie.

Crisis Venezuela
Un kilo de zanahorias costaba lo mismo que el salario mínimo, 3.000.000 de bolívares. Foto de Carlos García Rawling/Reuters

Por supuesto, detener esto no es una tarea sencilla y depende de muchas decisiones que no están en manos de estos ciudadanos, sino de aquellos encargados de la gerencia económica del país. Y es aquí donde radica lo complicado del asunto.

Un puñado de malas decisiones ha llevado al país a un panorama del que en primer lugar podríamos decir que es muy difícil salir, con poca luz y posibilidades de solución que no afecten en una u otra forma a los venezolanos en otro terreno.

¿Por qué ocurre la inflación?

En el caso Venezolano, la crisis inflacionaria pareciera estar directamente atada a un control cambirio impuesto por el Estado, que permitió de alguna forma la fuga de grandes capitales, sin que ningún ciudadano pudiera ver el valor del mismo.

Esta fuga de capitales, que podía ser evidente pero que en un principio no parecía tan grave, aumentó de forma peligrosa durante más de una década. Llevó al país entero a quedarse prácticamente sin fondos, aún afrontando una deuda externa que no sólo no ha podido saldarse, sino que ha obligado al Estado a endeudarse más con nuevos acreedores.

Por supuesto, esto hace que el valor de la moneda nacional disminuya y traiga como consecuencia el aumento excesivo de los costos de producción y ventas de artículos de primera necesidad, llevando así al venezolano a atravesar por un día a día cada vez más tortuoso y oscuro.

¿Cómo ha funcionado la inflación en Venezuela?

Lamentablemente la inflación en Venezuela ha sucedida de una forma tan vertiginosa, que ha obligado no solo a empresas grandes y pequeñas a cerrar sus puertas, sino a cada ciudadano a valerse por sus propios medios y no depender de salarios fijos, que prácticamente no alcanzan para vivir.

Aun cuando el Estado se empeña en establecer mediante decretos de ley una cifra para los salarios mínimos, estos no son suficientes para alimentar a una persona, y mucho menos a una familia. Muchísimo menos para cubrir necesidades básicas como vivienda y educación. (Ver artículo El Petro como una estafa).

No existe actualmente ninguna empresa en Venezuela capaz de satisfacer en pleno las necesidades de cada uno de sus empleados, y el descontrol del valor de la moneda les deja en un constante limbo a la hora de desarrollar planes efectivos para ofrecer salarios competentes.

Imagina por un momento que recibes un aumento salarial del 50%, y que a los dos días el valor de la moneda se reduce en un 70%, colocándote en una situación aún más grave que la que atravesabas justo antes de recibir tu aumento salarial.

Este es uno de los mayores problemas que se viven mensualmente y que obliga no solo a cada trabajador a buscar mantenerse en dos empleos, sino a la búsqueda de nuevas soluciones de forma independiente.

La crisis y la inflación se han visto reflejada en los servicios públicos como electricidad, agua, transporte e incluso telecomunicaciones.

Resulta muy difícil encontrar una salida a este camino, debido a la negativa de aquellos que controlan la economía nacional, ya que el tomar decisiones que frenen este proceso inflacionario podría por otra parte afectar negativamente a sus propias actividades personales. Es muy importante entender esto.

¿Hay alguna solución para la hiperinflación en Venezuela?

Si bien hace unos cuatro años el Estado podía invertir millones de dólares en su propia campaña comunicacional, hoy por hoy no le es posible, afectando incluso a empleados directos de entes estatales quienes no logran comprender como es que ahora reciben menos beneficios tras tantos años de servicio.

Aunado a las políticas, conflictos de interés y corrupción internas, Venezuela se enfrenta a bloqueos económicos que le reducen su campo de acción para una posible solución

Podríamos especular muchísimas cosas más, pero la verdad es que no hay mucho que decir que no se sepa ya a través de las bocas de los propios venezolanos y de portales y medios de comunicación internacionales.

Basta con darse una vuelta por el centro de Caracas a hora laboral para notar con nuestros propios ojos hasta qué punto ha afectado la situación económica: Servicios públicos en estado deplorable, trenes subterráneos con terribles retrasos y maquinaria en mal estado, y por supuesto, un índice de crimen que no pareciera detenerse con el paso del tiempo.

El contrabando de moneda extranjera es también una constante, muy a pesar de que el Estado diga haber implantado reglas para controlarlo. Esta es, en definitiva, la consecuencia de muy malas decisiones del pasado gubernamental. Es una consecuencia que de momento pareciera no tener solución, ni siquiera con un cambio radical en la administración estatal.

¿Cómo se puede frenar la inflación?

Podríamos decir que la salida más evidente para salir de la inflación, sería no una reconversión monetaria, sino la desaparición total de la moneda nacional y su completa sustitución por el dólar.

Es una medida que en un principio sería la ideal para frenar el incremento inflacionario de golpe, pero que el Estado se niega a tomar, debido a que es a él a quien le conviene tener el control absoluto sobre las divisas. Indiferentemente de su negativa a tomar esta decisión, parece que el desenlace finalmente será este, junto a una inminente caída del gobierno.

Muchas personas han encontrado refugio contra la inflación en las criptomonedas, particularmente en el Bitcoin. Ésta última, al ser una moneda descentralizada, queda hasta cierto punto protegida de la intervención de los Estados y otros entes financieros (ver artículo “Prueba de vida: ¿Por qué Bitcoin es un organismo vivo?”) En este sentido, Bitcoin, más allá de ser la panacea con la que en ocasiones se presenta, podría ser una alternativa real (definitivamente más autónoma que la adopción del dolar) ante la inflación que vive el país.

Realmente la situación es tan grave, que no parece que pueda funcionar ninguna otra alternativa. Incluso los ciudadanos de menores recursos ya ponen en circulación la moneda extranjera para realizar compras en abastos y comercios menores, convirtiéndose en algo muy común (ver articulo Bitcoin en Venezuela).

Quizás en un pasado podrían haberse tomado medidas diferentes a esta, pero la gran verdad es que al final del camino, el sistema económico Venezolano pareciera estar desmoronándose rápidamente bajo su propio peso. Amanecerá y veremos que ocurre, en un futuro no muy lejano.